HACER NOVILLOS:
El Diccionario de la Real Academia da como significado de esta expresión: "dejar uno de asistir a alguna parte contra lo debido o acostumbrado, especialmente los escolares a la escuela".
Quizás el sentido de la expresión proceda de la creencia que existía en la España medieval de que los judíos adoraban a una novilla o tora. Esta creencia debe proceder de la Biblia, donde se dice que Dios castigó al pueblo de Israel por haber abandonado su culto y construido un becerro de oro al que adoraban (Éxodo, 32), pero también debe haber contribuido a ello la confusión de la palabra Torah (la ley de los judíos) con la palabra española "toro".
Teniendo en cuenta que el significado original de la expresión es "dejar uno de asistir a alguna parte contra lo debido", se puede suponer que la creencia de que los judíos fabricaban "novillos" en lugar de hacer lo debido (es decir, adorar a Dios), pudo dar lugar a la expresión, que más tarde adquirió el significado que hoy le damos.
No obstante, se trata simplemente de una hipótesis (bastante aventurada), ya que, a pesar de tratarse de una frase muy conocida, su origen no aparece en ningún diccionario etimológico.
HACER PUCHEROS:
Utilizase esta expresión popular cuando un bebé dobla hacia fuera el labio inferior, con una mueca de pena y parece a punto de llorar. Este comportamiento indica que está “haciendo pucheros”.
Según la Real Academia Española, el uso coloquial de la expresión "hacer pucheros" se define como "gesto o movimiento que precede al llanto verdadero o fingido". Su origen pudiera proceder de la antigua Roma, en la que era costumbre entre los ciudadanos adultos asir a un niño por las orejas con el objeto de darle un beso, de igual manera a como se agarra la olla del puchero por las asas. Es evidente que este acto provocaba en ocasiones el llanto del menor o, cuando menos, el gesto triste y apenado que precede al llanto.
HACERSE EL LONGUIS:
El significado de esta popular expresión española, con influencias del “caló”, es hacerse, a propósito, el inocente o el distraído, desentenderse a posta de alguna cuestión o disimular que no se ha escuchado o ha pasado inadvertida una pregunta directa o indirecta. La frase suele ser utilizada con el sentido de reproche del interlocutor que habla al que se desentiende de la pregunta o cuestión planteadas. La influencia del caló es el vocablo “longuis” o “longui” (se utilizan ambos en el lenguaje cotidiano) que es sinónimo de inocente, tonto o alelado.
HACERSE EL SUECO:
Es sinónimo de hacerse el desentendido, de no hacer caso alguno a los cargos o reflexiones que se le hagan a una persona. Dicho de otro modo también, 'hacerse el tonto'.
Esta locución está expresada erróneamente por mimetismo fonético y no proviene del calificativo de los habitantes de Suecia sino de la palabra latina “soccus”, que era una especie de pantufla usada por las mujeres y los comediantes. De hecho, “soccus” era el calzado que en el teatro romano antiguo llevaban los cómicos, a diferencia del “coturno” con el que elevaban su estatura los trágicos. De “soccus” viene zueco (zapato de madera de una pieza), zocato (zurdo) y zoquete (tarugo de madera corto y grueso), palabra ésta que se aplica al hombre torpe y obtuso. De aquí que, hacerse el sueco, equivalga a decir hacerse el torpe, el tonto, el que no entiende nada lo que se le dice.
HACERSE LA BOCA AGUA:
La presencia de un manjar apetitoso no sólo despierta el deseo de saborearlo, sino que activa de manera automática la secreción de las glándulas salivales, ubicadas en nuestra boca.
Tan es así, que a veces, la sola mención de un plato determinado es suficiente para producir ese efecto; y lo mismo sucede cuando estamos presenciando una película o un programa de televisión y en la pantalla se nos presenta un delicioso manjar: automáticamente, nuestras glándulas salivales comienzan a segregar su líquido.
Este fenómeno que más de una vez hemos experimentado, da origen a la frase que metafóricamente utilizamos para aludir a algo que nos produce esa sensación de saborear cierto manjar.
Obviamente, la locución “hacerse la boca agua” no se limita al deseo, a la ingestión y al paladeo de una comida. Suele aplicarse, en sentido figurado, como referencia a un acto instintivo y placentero de inminente realización, en el más pleno sentido de la palabra y no sólo en el sentido gastronómico.
HOGAR DULCE HOGAR:
La frase -Home sweet home, en el original- es parte de una e cación cuya versión española sería: “Por más que cruzemos / la tierra y el mar / siempre extrañaremos tan bello lugar: ¡Hogar dulce hogar!". Pertenece a una pieza teatral estrenada en Londres en 1823. Su autor, John Howard Payne, fue un excelente dramaturgo y actor norteamericano que vivió en Europa, De Payne es también la letra de esa canción, que prendió en los corazones ingleses en una época en la que las conquistas del Imperio británico obligaban a muchos a dejar su patria para residir en las colonias. Desde hace 170 años la expresión se repite en todo el mundo. A veces con ironía, cuando la casa se alborota demasiado. Y, con mayor frecuencia, para resumir nuestra añoranza, al sentirnos lejos de la familia y de los objetos queridos. 0 al volver a ellos.
IN FRAGANTI:
Esta locución latina literalmente significa 'en el fuego', pero en el lenguaje coloquial se relaciona con una persona hallada “in fraganti” realizando una acción determinada, lo que significa que ha sido sorprendida en el mismo momento de realizar la acción, en cuyo caso la locución adquiere una connotación negativa.
“In fraganti” es un sinónimo de la frase hecha “coger a alguien con las manos en la masa”. El origen de la expresión está referido a “flagrare “arder', de donde deriva “flagrante”, término que se aplica a los delitos evidentes.
IR DE TIROS LARGOS:
En tiempos pasados cada propietario de coche de caballos de España era libre de colocar en su vehículo la cantidad de caballos que quisiera, aunque solamente el rey y algunos altos dignatarios de la Corte disfrutaban del privilegio de ubicar el tiro delantero a mayor distancia de los tiros traseros. Con tal objeto alargaban los tiros por medio de extensas correas y llegó a tanto la exageración competitiva de los alargamientos que los tirantes llegaron a medir cuatro o cinco varas de longitud (casi cuatro metros y medio). A esta clase de arreo se le llamaba “tiros largos” y el modismo pasó -por extensión- al lenguaje común para designar el vestido de gala o cualquier otra lujosa impedimenta de ocasión.
IRSE A FREIR ESPÁRRAGOS:
Se utiliza esta locución coloquial, en sentido imperativo, cuando se desea que desaparezca de la vista una persona o para rechazar determinado comportamiento. En términos latinos solía utilizarse el siguiente proverbio: “Citius quam asparagi coquantur”, lo que traducido viene a significar "en lo que cuecen los espárragos", es decir con rapidez y sin tiempo que perder, ya que el espárrago, al primer hervor, debe ser apartado del fuego. De cocer se pasó a freír, tratamiento imperativo que equivale a invitar a una persona a que desaparezca de la vista del interlocutor que lo profiere, o , lo que coloquialmente se expresa con enviarla a freír espárragos.
IRSE A HACER PUÑETAS:
Suele utilizarse esta castiza frase en sentido peyorativo, cuando se quiere significar el deseo de que una persona se aleje de la vista del interlocutor que la expresa o, simplemente, intenta mostrarle rechazo ante un determinado comportamiento importuno.
Las “puñetas” se refieren al nombre de las bocamangas de algunas togas, que se adornaban con bordados o puntillas. El bordado y puntilleo exigían un trabajo lento, arduo y paciente por parte de las mujeres que lo elaboraban. De ahí que la expresión indique que no se desea ver a la persona a la que se envía a hacer puñetas en un largo periodo de tiempo.
lunes, 30 de abril de 2007
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