ARRIERO SOMOS...:
Esta vieja locución castellana (cuya acepción completa es “arrieros somos y en el camino nos encontraremos”), procedente de la terminología del mundo rural de tiempos pasados, significa advertencia o velada amenaza a una persona que ha infligido un daño sobre la posibilidad de devolver, a la menor ocasión, la ofensa recibida, aunque no necesariamente en forma de venganza, sino porque la vida da muchas vueltas y coloca a cada uno en su sitio. La frase tiene su origen en los antiguos arrieros o personas que trajinaban con bestias de carga de la región leonesa de la Maragatería, que solían mercadear entre los pueblos de la zona y utilizaban esa frase cuando se sentían estafados por algún comerciante.
ASI SE LAS PONIAN A FERNANDO VII:
Esta expresión se utiliza cuando alguien, por el trabajo de otros, encuentra muchas facilidades en la ejecución de un proyecto, y, en general, se dice en los casos en los que no hay ninguna dificultad para solventar un problema. Habitualmente, se explica esta expresión recurriendo a la anécdota del rey Borbón y del juego del billar. Se dice que Fernando VII (1784-1833) era gran aficionado al billar y que solía enfrascarse en largas partidas cuando no se ocupaba en perseguir a los liberales, en conspirar o en cometer alguna de las muchas fechorías que jalonaron su reinado. En estas partidas, los cortesanos simulaban fallar los golpes, pero aprovechaban para colocar las bolas de modo que al rey le fuera muy sencillo conseguir una carambola. Como la torpeza del rey era mucha, ni siquiera en posiciones muy sencillas era capaz de acertar. De ahí la expresión española, en la que irónicamente y con sorna se alude a la dificultad que encuentra uno para dar con la solución de un problema fácil.
BARRER PARA CASA:
Esta frase hecha tiene el mismo sentido que esa otra, tan conocida, de “arrimar el ascua a su sardina” y significa, en este caso, ‘buscar el beneficio propio, acaparar algo para uno o para la gente cercana’.
El origen lógico de este modismo viene a decir que si nos ayudamos de un instrumento como la escoba y barremos adecuadamente podemos recoger más cosas que si intentáramos hacerlo con las manos. En este referido no se trata de suciedad, sino de cosas materiales que se desean para el hablante o para la comunidad englobada en el concepto patrimonial de “casa” (trabajo, familia, amigos).
BEBER LOS VIENTOS:
”Beber los vientos" por alguien (siempre persona, raramente cosa) es sinónimo de desear ardientemente a una persona y hacer todo lo posible por conseguirla, o más concretamente, por conseguir su amor. Suele utilizarse este modismo para indicar que una persona está tan enamorada que sigue al ser amado de manera constante, tanto que se “bebe” la estela de aire que deja tras de sí. El origen de esta frase pudiera encontrarse en la actividad de la caza, en la que los perros olfatean de forma tan insistente el aire que parece que lo bebieran, hasta encontrar el rastro de la pieza a la que siguen con denodado esfuerzo.
BRILLAR POR SU AUSENCIA:
En los funerales Romanos se solía exhibir las efigies de los antepasados como señal del linaje. Durante la honra fúnebre a Junia -la cual era familiar de dos de los conspiradores que asesinaron a César: Casio y Bruto- las efigies de éstos dos asesinos no estaban presentes haciendo gala por su ausencia, algo que los concurrentes notarían rápidamente y sería el tema reinante entre los murmuros y chimentos del funeral. Utilizando esto como referencia en uno de sus trabajos, el poeta André de Chenier pondría esta frase de moda mas de mil años y unos cuantos siglos después.
BUSCARLE LA QUINTA PATA AL GATO:
Cuando se tienen reparos sobre la conducta o los dichos de terceros se utiliza esta frase, cuya forma correcta según algunos sería “buscarle tres pies al gato". Los diccionarios no se ponen de acuerdo. El de María Moliner, por ejemplo, prefiere esta última versión y la define como: “buscarle complicaciones a un asunto que de por sí no las tiene". La mayoría de la gente al citar el dicho menciona tanto al micifuz al que le falta una extremidad como al que le sobra.
Para ellos el sentido es idéntico. Y todavía están los que hacen distingo acerca de la aplicación del tres o del cinco. Los que la emplean en la primera forma sostienen que se refiere a lo fácil que resulta criticar: frente a cualquier minino, sea persa o atorrante, hasta el más torpe encuentra los tres pies requeridos. En cuanto a lo de la quinta en no querer aceptar, por mala fe o ignorancia, la realidad tal cual ES. Una cuarteta anónima resume muy bien este dilema trivial: "El normal cuatro presenta, tres si le falta una sola, y cinco si quien las cuenta toma por pata la cola” una solución salomónica, como se ve.
CAER CHUZOS DE PUNTA:
Esta frase hecha se utiliza cuando llueve muchísimo, cuando cae una lluvia tan intensa que provoca mucho ruido. El efecto de la lluvia al caer se compara con el ruido que hacían los chuzos puntiagudos que portaban los antiguos serenos. Los chuzos eran una especie de bastón con punta metálica que al ser golpeado contra el suelo, provocaba chispas en los adoquines y este ruido permitía saber que se acercaba la persona que abría la puerta de nuestra casa.
CANTARLE A UNO LAS 40:
Esta expresión popular tiene su origen en un juego de naipes muy popular en España : el “tute”, que se juega con la baraja española y sigue las reglas de los juegos de naipes para conseguir ganar una baza, es decir, el predomino de un naipe de mayor valor facial sobre uno de menor y el predominio del palo que pinta o triunfa sobre los que no. Además tiene una serie de reglas particulares. Durante el juego son habituales las bravuconadas, las burlas y las amenazas sobre el juego, utilizando expresiones como: “¡te voy a cantar las cuarenta!”, expresión que se ha convertido en sinónimo de regañar con dureza a una persona sin darle la más mínima opción de réplica, de echarle en cara algún comportamiento inconveniente y censurable, imitando esta baza del juego del “tute” en el que suelen cantarse las cuarenta (como máximo una sola vez en cada partida).
CARGAR CON EL MUERTO:
En varios territorios de la época medieval existía una ley que dictaba que cuando no se podía hallar al asesino de un cadáver encontrado, los pobladores del pueblo al que pertenecía dicha persona debían pagar una multa conjunta. Como a nadie, sea la época que sea, le gusta pagar impuestos… los pobladores al encontrar un cadáver se apuraban a cargarlo, y de común acuerdo, transportarlo y arrojarlo en un poblado vecino para salvarse de la multa.
COLGARLE EL SAMBENITO:
El sambenito era la insignia de la Santa Inquisición que se ponía sobre el pecho y espalda del penitente reconciliado, a modo de capote amarillo con una cruz roja en forma de aspa. Este vocablo proviene de saco bendito, que era a su vez una costumbre primitiva de la Iglesia Católica. Los que hacían penitencias públicas se vestían con unos sacos o cilicios bendecidos por un obispo o sacerdote. Con estos atuendos, los penitentes se colocaban en las puertas de las iglesias hasta que eran perdonados por sus culpas y admitidos por los demás fieles. La frase "cargarle o colgarle el sambenito" se emplea cuando nos referimos a alguien a quien intentan difamar o desacreditar ante los ojos de los demás.
miércoles, 18 de abril de 2007
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